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El templo de los cinco dragones
¿Existen atajos para progresar en la práctica del kung fu?


¿Existen atajos para progresar en la práctica del kung fu?

Esta es una pregunta que ronda la mente de muchos principiantes. Pero antes de entrar a discutir la cuestión, observémosla detenidamente. El idioma chino expresa la idea de atajos para progresar con dos ideogramas combinados, uno para “atajo”, el otro para el “logro”.

Observemos entonces estos dos aspectos. Atajo significa simplemente el modo de abreviar o acortar el tiempo de entrenamiento. Y logro o progreso significa la consecución de un determinado nivel en la práctica del kung fu. Si definimos primero el nivel, resultará más fácil estimar el periodo de tiempo que se requiere para alcanzarlo.

¿Qué es lo que se considera un logro en el kung fu? ¿Alcanzar un determinado grado de agilidad puede ser un logro? Pues no, porque algunas personas son ágiles sin haber entrenado para ello. Entonces, ¿cómo podemos diferenciar lo que es un “logro” en el kung fu? En realidad, la agilidad es sólo uno de los efectos de la práctica del kung fu. También es muy común creer que si una persona es muy flexible podrá alcanzar niveles muy altos en la práctica del kung fu, pero eso es erróneo. Eso significa tomar la parte (un aspecto parcial) por el todo.

Entonces, ¿cómo podríamos medir el progreso y el logro en la práctica del kung fu?  El baremo estándar habla de niveles de “dureza” y de “suavidad” en las artes marciales. Cuando discutimos sobre esto, asumimos el concepto de los tres niveles, es decir, bajo, medio y alto.
Para el nivel más alto, la dureza se consigue acumulando suavidad, no se es duro o suave, se es ambas cosas a la vez, se produce un intercambio entre suavidad y dureza y se vence al oponente sin que éste sepa cómo sucedió.
En el nivel intermedio, el practicante sigue básicamente a su maestro, pero con alguna desviación. En este estadio el practicante es fuerte, más “duro” que “suave” y poco hábil en la combinación e intercambio de dureza y suavidad. Con una guía y un entrenamiento apropiados podrá alcanzar el nivel superior. Pero no le será posible progresar si se concentra exclusivamente en su poder físico sin una guía adecuada.
En el nivel inferior, el practicante sólo hace uso de su poder físico sin aplicar un método apropiado. En este caso no hay movimientos acompasados, ni sincronización entre el movimiento y la respiración y un gran desconocimiento de las cualidades de dureza y suavidad. El practicante pretende ser un experto, pero todo lo que posee es su coraje y fuerza física. Este sería el nivel más bajo.
Pero las artes marciales no se reducen a una cuestión de dureza o suavidad del movimiento. También incluyen, entre otras cosas, la experiencia en la lucha libre, la habilidad para unir el propio ser con el cielo, de combinar energía y poder, la capacidad de observación, etc. En los niveles superiores se posee un gran fuerza interior que no es perceptible externamente, los movimientos son ágiles, las capacidades superan a una guía predeterminada y el movimiento no se limita a lo aprendido durante el entrenamiento, sino que son un reflejo dirigido por la fuerza interior. Las habilidades y el conocimiento han evolucionado con el desarrollo de cielo y tierra, y solo los expertos pueden reconocer a los que han alcanzado tal grado de maestría. No existen muchas personas que hayan alcanzado semejante nivel.
En el nivel intermedio, solo los que han entrenado durante mucho tiempo lograrán ser ágiles y suaves. Pero, a pesar de haber desarrollado buenas dotes y habilidades para las artes marciales, se encuentran aún sujetos al método y a la guía de su maestro. Sabrán defenderse bien en el combate en la medida en que dominan los movimientos aprendidos. Pero debido a diversas limitaciones, no han alcanzado aún el nivel superior. Con la guía apropiada y un duro entrenamiento lograrán sin embargo alcanzarlo.
En el “nivel inferior”, los practicantes han entrenado su fuerza física, pero carecen de experiencia de combate. Conocen el método a grandes rasgos, pero desconocen la relación que existe entre la respiración y el poder. En este nivel, esta capacidad es el logro fundamental y se necesita la guía de un maestro para poder hacer uso de las habilidades aprendidas, ya que aún deben asimilar los conceptos básicos y las compatibilidades de los movimientos corporales. Debido a la falta de experiencia, a un escaso dominio de sus habilidades y a un conocimiento incompleto de los conceptos básicos, el periodo de entrenamiento no puede ser inferior a tres años.
De esta manera podemos diferenciar y clasificar el progreso en la práctica de las artes marciales.

Retomemos la cuestión del posible atajo en el aprendizaje del kung fu. No es posible alcanzar un cierto nivel en unos cuantos meses. Normalmente se necesitan mínimo tres años para alcanzar el nivel inferior. (Con la excepción del Tai Chi que requeriría de más tiempo de práctica). En pocas palabras: las artes marciales exigen tres años de trabajo duro, como dice un antiguo dicho chino “tres años de entrenamiento en las artes marciales es como la lucha de pocos días, uno no debería irse sin haber entrenado 10 años de Tai Chi”. De esta manera lo resume la experiencia de los expertos anteriores. Tres años de entrenamiento son necesarios para sentar los bases.
Analicemos ahora porqué esto es así. Cuando aprendemos un movimiento específico, tenemos que repetirlo una y otra vez para perfeccionarlo. La mayoría de los movimientos más básicos se practicarán durante toda la vida. En cualquier estilo marcial hay cinco o seis movimientos básicos. Para familiarizarse con ellos y realizarlos de manera fluida, cada movimiento requerirá de unos meses de estudio. De modo que solo para aprender los movimientos se necesitará más de un año. Esos movimientos básicos son los fundamentos de la práctica y no existen atajos o simplificaciones para aprenderlos. Hay que hacerlo paso a paso. Por ejemplo, el movimiento básico del Ba Gua Zhang es caminar en el círculo de los trigramas. Solo eso requerirá tres años de práctica. Cada día se caminarán cientos de círculos. Solo entonces uno comprenderá la esencia y sabiduría, y será capaz de sincronizar manos, ojos, cuerpo, paso, chi, shen y poder. Solo se puede enseñar un movimiento tras otro. El maestro solo enseñará el siguiente movimiento cuando el anterior haya sido asimilado. Por regla general, el maestro solo enseña un movimiento cada vez para evitar posibles confusiones. Hay que saber tolerar y acatar conceptos complicados como “equilibrio entre yin y yang”, “compatibilidad entre el cuerpo interno y el externo”, “sincronizar manos, ojos, cuerpo y paso”, “sincronizar las partes superior e inferior del cuerpo”, etc.
Durante la práctica también hay que prestar atención a la respiración, al control mental, al poder interno, etc. Todo esto son conceptos complicados que no resultan fáciles de entender ni de visualizar, sino que tiene que ser percibidos por el practicante. Estas habilidades pueden resultar sencillas al observarlas en otros, pero son difíciles de aprender. Son muchos los detalles a dominar y entender. Sin la guía atenta de un buen maestro, se introducirían fácilmente vicios de una práctica errónea. Por esta razón no se puede acelerar el aprendizaje ni la enseñanza. Pues sin la adquisición de las habilidades básicas, el practicante tropezará con muchas dificultades para mejorar o incluso sentir que empeora en vez de progresar, como si estuviera nadando contracorriente y agotara sus fuerzas sin avanzar.
Por lo tanto, no es posible alcanzar un buen nivel de kung fu en tan solo un año. En realidad el aprendizaje no tiene limites ni fin. La practica del kung fu mejora nuestra fuerza física, nuestra salud, nuestra capacidad de autodefensa y también nuestras mentes y carácter. Para introducirse realmente en el kung fu es imprescindible respetar al maestro. Esto es un aspecto fundamental del buen comportamiento. Hay que entregarse de corazón a la práctica y al entrenamiento diario, año tras año. Y también hay que prestar atención al propio comportamiento en la vida cotidiana, pues el progreso en la práctica del kung fu va de la mano con la mejora de la propia conducta.